El faro
Había una vez, un hombre navegaba en aguas turbulentas, la noche era oscura y su barco estaba muy cerca de rocas filosas, éste hombre no era de mucho creer, al no ver esperanzas, haber intentado con sus propias fuerzas salvarse y no ver resultados, como última respuesta a su situación miró al cielo y pidió un milagro. A la distancia un señor cristiano que vivía en un faro tomó la decisión de encender la señal con un símbolo distintivo que para él significaba mucho más: toda su vida, la razón de sus convicciones y sus esperanzas. El faro era muy grande con una gran luz que daba vueltas para poder iluminar todo el ancho mar. A la distancia el navegante minutos después de realizar su petición pudo ver una luz que iluminaba todo el mar y logró escapar a tiempo de un terrible choque con las rocas. Al final, el navegante contaba la historia y decía: “Le pedí a Dios un milagro y él me mostró con una gran luz la señal de una cruz que me llevó al camino”.
El navegante simboliza a todo aquel hombre que sin Dios se encuentra perdido, muerto y en tinieblas en el pecado, tratando de manejar a su manera (el barco) en las corrientes del mundo. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,” Efesios 2:1-2
Al igual que aquel navegante, el hombre ha intentado a lo largo de la historia crear un sustituto en su vida para proveer lo que únicamente sólo Dios le puede dar por medio de Jesucristo “La salvación de su alma”. Sólo Jesús es el único camino a puerto seguro . “Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” S. Juan 14:5-6.
No tan solo esto, sino que al igual que este hombre hemos llegado a poner como último recurso a Dios después de intentar con nuestras propias fuerzas lograr alcanzar algo que solamente Dios puede proporcionar. Es importante comprender que “Dios es y será siempre la mayor respuesta a las más grandes y pequeñas situaciones del hombre”. “A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.” Salmo 121:1-2 NVI .
El faro simboliza a todo aquel que es cristiano/a. Permíteme un momento para ampliar este punto:
La función del faro es iluminar el camino con la luz que proyecta para que todo barco que esté alrededor pueda ver su trayectoria y llegar a su destino. Antes de continuar es importante que te examines y te preguntes a la luz de las Escrituras: ¿Estoy yo proyectando a Cristo en mi vida? ó ¿Me estoy proyectando a mi en vez de a Cristo ? .
Debemos de comprender que hay que menguar cada día para que Cristo crezca en nosotros, un enfermo jamás encontrará el tratamiento de su enfermedad en otro enfermo que padezca de la misma condición, las personas no quieren verte a ti , ellos quieren ver la luz que tú proyectas que puede iluminar su vidas, esa luz se llama “Cristo” . Él mismo dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12 NVI.
El marinero nunca dijo “yo vi a Juan, a María, a Josué o a Christian,” él dijo “Yo vi una cruz” Jesús es y debe de ser la imagen y la luz proyectada a través de ti como respuesta del cielo a la situación de los hombres.
Escrito por: Josué Valentín.
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