¿Pasamos?

Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron;” Mateo 27:50-51 LBLA

“Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne,” Hebreos 10:19-20 LBLA

En el antiguo pacto, el pueblo de Israel no tenía la posibilidad ir por si mismo al lugar santísimo, donde estaba la misma presencia de Dios, todo esto solo se podía hacer por medio del Sumo Sacerdote quien era la única persona que podía pasar al otro lado del velo una vez al año y rogar a Dios por el pueblo.

Esta habitación estaba dividida por un enorme velo que, según el historiador Josefo, dicho velo era tan pesado que si dos caballos alaban de él no iban a poder romperlo. Pero ¿Por qué usar una cortina tan pesada si solo se quería dividir un lugar de otro? Lo que sucede es que antes de Cristo este velo representaba la gruesa y pesada división que había entre Dios y los hombres a causa del pecado.

Pero gracias al sacrificio de nuestro Señor Jesús, este velo fue roto en dos pedazos, de arriba hacia abajo, el mismo que envió a crear el velo fue quien lo rompió para darnos ese acceso ante su presencia por medio de Cristo, ya no es necesaria la ayuda de un Sumo Sacerdote para que vaya por nosotros, esa barrera que el pecado creó ya fue rota, así que es momento de ser agradecidos y aprovechar esta oportunidad y pasar ante su presencia, entremos en nuestras habitaciones y busquemos al Padre que nos está esperando con los brazos abiertos.

El camino ya fue hecho, ¡PASEMOS AL LUGAR SANTÍSIMO!

Por: Noel Ciprian.

Comentarios

Entradas populares