Como en el Cielo
Antes de escribir estas líneas quiero expresar mi gratitud a Jesús por dejarnos tan importante tesoro ubicado en Mateo 6, conocido como el Padre Nuestro.
‘‘Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo,
así también en la tierra.’’ Mateo 6:10
Luego de Jesús establecer la condición con la cual debemos
acercarnos a Dios cuando vamos a orar, es decir, como Hijos: ‘‘Vosotros,
pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre.’’ Mateo 6:9, expresa en ese mismo versículo la perfecta
Santidad de nuestro Creador y la necesidad de que el hombre constantemente reconozca
este atributo, pues Dios, aunque nuestro Padre, es un ser Supremo que merece
ser respetado y reconocido por quien Él es.
Ya en el versículo siguiente se enfoca en el punto al cual
quiero hacer énfasis el día de hoy, VENGA TU REINO, ¡Ja!, a veces resulta hasta
irónico con la facilidad que decimos estas palabras cuando las leemos, pero lo
difícil que es para nuestros corazones ceder y dejarnos ganar por esta realidad. No es de ignorancia para ninguno de nosotros que el Reino vino. Cuando
Juan el Bautista, voz que clamaba en el desierto predicaba, sus palabras eran:
Arrepentíos y convertíos pues el Reino de los Cielos se acerca, ya cuando Jesús,
nuestro Salvador, establece su ministerio y predicaba, actualizó esta
proclamación diciendo: Arrepentíos y convertíos porque el Reino está en medio
vuestro.
Pero, si Jesús representaba al mismísimo Reino de su Padre,
¿por qué nos dice que pidamos que venga su Reino? Jesús sabía que el Reino estaba aquí, pues Él era la personificación del mismo, ahora bien, Él también sabía que todavía sus discípulos necesitaban tener una condición del corazón que aún no habían adquirido. Amigos, es necesario que Dios esté impregnado
en nosotros, que su Reino no solo esté ‘en medio nuestro’, sino también, en
nosotros, en nuestras vidas. Para que mientras estemos aquí, podamos vivir COMO
EN EL CIELO.
Jesús estaba tan sometido a Dios, que su voluntad era simplemente
cumplir con lo que su Padre había establecido, aún en los peores momentos,
cuando estuvo a punto de morir crucificado, cedió ante los sufrimientos y
venció la muerte y el pecado para siempre.
Hoy te invito a reflexionar en esto, pedirle a Dios que Su orden, el poderío y gobierno, sean sobre tu vida, sobre tu casa, sobre
los que te rodean, sobre la Iglesia, que así como en el Cielo, venga Su Reino. Dios te bendiga.
Por: Crismeli De Jesús.
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