¿Dónde está tu corazón?
Si te pregunto ''¿dónde está tu corazón?'' quizás la primera acción que harás será la de señalar el lugar donde el órgano de dicho nombre está trabajando, pero, más allá de posición, el interés de estas palabras es llevarte a analizar la intención que de este proviene, ¿cuál es el motor que genera todas las acciones que tomas?. Buenas o no tan buenas, todas nuestras decisiones vienen dadas por un impulso, algo que nos motiva, y eso deja mucho qué decir sobre la condición de nuestro corazón y aquello que perseguimos.
La palabra de Dios dice en Mateo 6:21 que ''donde está nuestro corazón, allí está nuestro tesoro''. Jesús dejó muy claro que nuestro mayor interés debe ser el de amontonar riquezas en el cielo, donde nadie nos puede robar, ¿quiso decir el Señor que hay un banco en la eternidad donde podemos guardar dinero? No, quiso decir que las acciones que prevalecen son las que vienen acompañadas de fidelidad a Su Palabra y un buen accionar a través de la intención correcta.
En Mateo 23:1-36, Jesús castiga severamente con palabras a los fariseos, ellos estaban acostumbrados a cumplir con todos los rituales en la sinagoga, se ponían pedazos de la ley en brazos y frente, ayunaban, desde afuera parecía que estaba todo bien en ellos, pero la realidad es que sus corazones estaban muy lejos de Dios, por tal razón Jesús los llamó “sepulcros blanqueados” (v27).
Muchas veces, sin darnos cuenta nos parecemos a ellos, somos satisfechos con lo de afuera y hasta llegamos al autoengaño haciéndonos creer que estamos bien. Desde usar ropa ropa ostentosa hasta el otro extremo de practicar cosas para que los demás vean que tan “espirituales” (religiosos) somos.
Es muy difícil que una persona con el corazón en el lugar correcto incurra en esto, pero ¿cómo sé si mi corazón está verdaderamente en Dios y no estoy haciendo esto? Autoanalízate, si buscas primeramente el Reino de Dios, si renunciaste a la fama, placeres y aspiraciones personales, si practicas la piedad, el amor y haces las obras del espíritu, te aseguro que vas por buen camino, si te diste cuenta que te pareces más a los fariseos, felicidades, has despertado y tienes la oportunidad hoy de hacer un cambio, entrégale tu corazón a Dios todos los días para que el Espíritu Santo lo renueve y transforme a la imagen de Cristo, comienza a atesorar donde la polilla no corrompe.
¡Dios te bendiga!
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En Mateo 23:1-36, Jesús castiga severamente con palabras a los fariseos, ellos estaban acostumbrados a cumplir con todos los rituales en la sinagoga, se ponían pedazos de la ley en brazos y frente, ayunaban, desde afuera parecía que estaba todo bien en ellos, pero la realidad es que sus corazones estaban muy lejos de Dios, por tal razón Jesús los llamó “sepulcros blanqueados” (v27).
Muchas veces, sin darnos cuenta nos parecemos a ellos, somos satisfechos con lo de afuera y hasta llegamos al autoengaño haciéndonos creer que estamos bien. Desde usar ropa ropa ostentosa hasta el otro extremo de practicar cosas para que los demás vean que tan “espirituales” (religiosos) somos.
Es muy difícil que una persona con el corazón en el lugar correcto incurra en esto, pero ¿cómo sé si mi corazón está verdaderamente en Dios y no estoy haciendo esto? Autoanalízate, si buscas primeramente el Reino de Dios, si renunciaste a la fama, placeres y aspiraciones personales, si practicas la piedad, el amor y haces las obras del espíritu, te aseguro que vas por buen camino, si te diste cuenta que te pareces más a los fariseos, felicidades, has despertado y tienes la oportunidad hoy de hacer un cambio, entrégale tu corazón a Dios todos los días para que el Espíritu Santo lo renueve y transforme a la imagen de Cristo, comienza a atesorar donde la polilla no corrompe.
¡Dios te bendiga!
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Por: Crismeli De Jesús.